No me sueltes
Muchas veces me has dicho: «No me sueltes».
Yo nunca te lo digo, pero lo estoy pensando: y tú lo oyes.
Y desde que una tarde nos perdimos junto a un arroyo,
porque tú querías ser tú, sola, y yo solo,
no nos soltamos nunca de la mano.
No te me sueltes nunca en estos cuentos
del podrá, del podría, del pudiera ser,
tan maravillosos, que cuando yo termino de decírtelos,
nos duele la mirada de tanto querer verlos en el aire.
Cuando hablo de imposibles apriétame la mano más que nunca.
Nada más triste que soltarse como niños de cuento,
en cualquier bosque cuando se estaba al borde de las hadas
para buscar aparte ese tesoro que solo a una pareja se revela.
No hay un amor ni un cuento que no tengan buen fin.
Y si parece que acaban mal es porque no sabemos contar,
amar hasta el final dichoso.
Para unas manos juntas que buscan, todo es víspera.
Extracto, Pedro Salinas